Hoy se cumple un año de aquella fatídica final. Los recuerdos se agolpan en mi cabeza: la noche anterior, la llegada, los amigos, los empujones, la multitud, la llegada del plantel, el gol de Dominguez, la lluvia, las piedras, el penal, la ansiedad, el foul, la impotencia y el dolor. Todas postales que llevo dentro de mío y que me recuerdan a diario lo doloroso que puede ser el fútbol. Pero también son recuerdos que me transportan directamente a aquella ilusión. A aquellos días en lo que creíamos que todo era posible, en los que teníamos un sueño. Como ya dije en anteriores entradas, perdería mil veces mas esa final por otra ilusión como aquella. Hoy homenajeamos a los artífices de esa ilusión y pedimos por el NO olvido de aquellos que la destrozaron: Brazenas y Casas fueron solo el comienzo de una triste película que la dirigencia terminó de guionar.
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