martes, 20 de abril de 2010

Más sobre Diego


Max Weber define una serie de líderes. Dentro de esos modelos, brilla su definicion de líder carismático: surge un magnetismo propio de lo excepcional, que irradia quién parece manejar algo que sólo él, mientras los demás miramos azorados. Ese enigma insoluble -¿cómo hizo?- lo consagra. Hay un rasgo, sin embargo, crucial y riesgoso para tal tipo de líder. El carisma requiere de una periódica reactualización; necesita sacar, de tanto en tanto, miles de peces de la galera. Un problema se suscita cuando tal tipo de líder es llevado por las circunstancias -o por su propia impericia- a verse expuesto más de la cuenta en tal escenario. Tal vez ésta sea la cuestión más acuciante que se le presenta a Diego hoy: DAM DT es, a mí entender, una especie de líder carismático a quien le toca cada vez más seguido dar cuenta de su capacidad para gambetear la adversidad más absoluta. Desde hace un tiempo venía siendo, como decía Matías (Martin), una estampita al borde del campo de juego, un Jesucristo Superstar que entraba al vestuario en el momento menos pensado, en el momento exacto, y su voz se volvía dorada e inolvidable y luego reaparecía como por arte de magia en la elevada platea. Mágico y misterioso inflador anímico. Pero las cosas son ya distintas, y Diego es el DT. En cada entrenamiento, en cada charla técnica, debe reivindicar ese carisma que lo depositó justo donde está, y tal vez sea demasiado. El carisma puede disiparse así junto con la hipnótica confianza del grupo. Como decía el general, incluso cuando DIOS bajó a la Tierra, no ha faltado algún tonto dispuesto a faltarle el respeto. Y ya sabemos cómo terminó aquello.


De: Patricio Foglia en Correo de Lectores. Revista "Un Caño", Abril 2010 #24

No hay comentarios.:

Publicar un comentario